lunes, 2 de noviembre de 2009


El sexo en cualquier edad puede ser una actividad entrañable con la pareja y después de los cincuenta no tiene por qué ser distinto. El gran reto después de los cincuenta es más la mente que el cuerpo, son las ideas las que bloquean el libre disfrute más que otro problema.

Una de las cosas más importantes para el ser humano es su vida sexual. Esta comienza en la mayoría de las personas entre los 14 y los 20 años. En el momento que alguien empieza a desarrollar su vida sexual, su vida cambia. Su visión del mundo y del otro sexo es diferente y el sentir se vuelve muy importante. Es una etapa muy intensa, todo es pretexto para excitarme y tengo que aprender a controlar ciertas sensaciones.

Este es un período muy importante de aprendizaje, ya que en el mundo actual, donde la tecnología es parte de nuestra vida, abundan mensajes sobre el sexo en los que éste es menospreciado y en los que no se le da el valor y la importancia que realmente tiene.

Esta etapa de inicio al sexo debe de ser muy cuidadosa y manejar valores como el respeto, el amor, la responsabilidad, la exclusividad y la donación de mi mismo con la persona que yo escoja como pareja, para no caer en un sexo vacío que puede afectar nuestra vida y nuestras emociones de manera negativa, creando problemas, si no inmediatamente, sí a la larga.

Del cómo manejemos nuestra vida sexual dependerá la clase de personas en que nos vamos a convertir.

En fin, saber disfrutar del sexo es algo maravilloso. Sin embargo no nos ponemos a pensar que va a llegar un momento en que esta parte va a ir bajando de intensidad, y esto sucede. Puede empezar alrededor de la década de los 50´s.

El sexo se puede y se debe practicar toda la vida, sin embargo la libido (el deseo sexual) baja. Muchas personas, sobretodo los hombres se empiezan a preocupar pensando que ya no van a poder tener una relación sexual, que cada vez son menos hombres, pues van respondiendo físicamente menos al estímulo. Las relaciones se dan cada vez más esporádicamente y empiezan a pensar en mil motivos que pueden ser las causas de este síntoma. Esto se puede ir convirtiendo realmente en una gran preocupación.

Entre estas causas pueden llegar a creer que tienen que cambiar de pareja, y probar nuevos horizontes. Así caen en el síndrome del “viejo rabo verde”. Según ellos necesitan a alguien joven que los atraiga más que su pareja de muchos años. Ella ya “no me atrae lo suficiente”, “ella es la culpable de que no funcione”, “necesito estímulos diferentes”, “no quiero dejar de ser hombre” “voy a probarme que sigo siendo hombre”. Y esta última frase puede provocar una gran depresión si no se sabe manejar. ¿Quién dijo que no se puede ser hombre si no tengo relaciones sexuales con alguien? ¿Qué no hay valores más importantes que el sexo? ¿Qué no somos personas pensantes y con una voluntad e inteligencia? ¿Qué estos 50 años vividos no me han enseñado nada más que a tener relaciones sexuales?

En esta etapa, las mujeres y los hombres reaccionan de maneras muy diferentes. Las mujeres normalmente, lo toman con más tranquilidad o con un rechazo. El sexo, en esta etapa de los 50 años, es importante, pero no tan necesario. A veces puede haber un rechazo total a éste. ¿Cuántas veces hemos escuchado a mujeres decir: “qué flojera tener sexo”, “ya no tengo edad para eso,” “el sexo es cosa de jóvenes”, “ya tengo que fingir”, “mejor vamos a dormirnos”, “¡otra vez!”, “tengo tres años de no tener relaciones con mi pareja”, “me duele y ya no lo gozo”, etc.?

Lo que sucede es que el cuerpo a través de los años va cambiando. Así como en la adolescencia hay un gran cambio hormonal en los dos sexos que nos prepara a una vida activa sexualmente, a los 50 años, baja la producción de los estrógenos y la progesterona en las mujeres, así como la testosterona en los hombres.

Estos cambios hormonales son los que nos llevan a que baje la libido. Esto es natural y tenemos que estar preparados para estos cambios. El sexo siempre se va a poder ejercer, pero de distinta manera. Ya probablemente no sea un sexo apasionado, violento, seguido, sino un sexo más tranquilo, aceptando los cambios. Los orgasmos no serán tan intensos como años atrás, pero si el sexo está guiado por el amor y el respeto tanto a la otra persona como a mí mismo, éste será más esporádico pero también satisfactorio de acuerdo a nuestra edad.

El mayor problema para no disfrutar del sexo que nos toca vivir en esta etapa, reside en nuestra mente. Así como tenemos que ir aceptando que mi figura no es la misma que cuando tenía 20 años, que mi piel tampoco, mi vista ya falla, mi pulso también no es el mismo, mis habilidades para hacer ciertas cosas se han mermado, mi salud la tengo que cuidar con más atención. Hay cosas que ya no puedo hacer, sin embargo, la buena noticia es que mi vida sexual sí puede seguir.

Para lograr esto último, te propongo que pongas en práctica este sencillo ejercicio de Programación Neurolingüística para mejorar tu vida sexual. Te darás cuenta de que no depende tanto de tu pareja, sino de ti. Todo está en nuestra mente.